Por Roger González Herrera
Dicen que es de mal gusto decir: “Se los dije”, cuando el tiempo nos da la razón sobre un tema sobre el cual lanzamos una advertencia. Pero es justo recordar que, reiteradamente, advertimos desde hace muchos años sobre el daño que Raúl Paz Alonzo realizaba al panismo yucateco.
El martes 28 de noviembre de 2017, en la página editorial del Diario de Yucatán, publiqué un artículo con el título: “Raúl Paz: ¿Un Caballo de Troya dentro del PAN?”, en el cual relacionaba algunas de sus fechorías como dirigente estatal del PAN y, a la vez, como coordinador de la bancada de su partido en el Congreso local.
Entre otras “lindezas” arrastró a sus compañeros panistas de bancada en la tarea obsequiosa de dar su aval a José Goff Ailloud como vicefiscal anticorrupción a propuesta del entonces gobernador priísta, Rolando Zapata Bello. El tiempo demostró que, dicho viecefiscal, ha servido para otra cosa que nada y para cubrirle las espaldas al ex inquilino de palacio de Gobierno.
También aprobó el endeudamiento del Estado con el Programa “Escudo Yucatán” y cosechó una gran cantidad de acusaciones por su participación y promoción en los casos de tráfico de influencias y corrupción, conocidos coloquialmente como “moches”. De hecho, cinco ex presidentes del PAN yucateco denunciaron formalmente a Paz Alonzo ante el Comité Ejecutivo Nacional de ese partido por esos hechos. Denuncia que quedó en la congeladora.
Desde entonces, Raúl paz, ya traicionaba los Principios de Doctrina del PAN y era un ente corruptor dentro del blanquiazul. Sin embargo, no sólo no se le castigó, sino que se le premió con una senaduría y con múltiples posiciones en los gobiernos y ayuntamientos para sus parientes y allegados. Ahora, campantemente, abandona las filas del blanquiazul y se pasa a Morena vendiéndose al mejor postor. Por cierto, flaco favor le hace a la nueva directiva morenista en Yucatán, que pretende construir una opción de gobierno seria para las elecciones del 2024.
En mi opinión, el panismo gana con la salida de Raúl Paz y se deshace de un lastre enorme. Paz Alonzo no se lleva nada más a Morena que su desprestigio, ya que no tiene capital político y, dudo, que alguno de sus seguidores o protegidos lo acompañe en su partida. Finalmente, ojalá que, este vergonzoso episodio, sirva de lección para no seguir relajando el cumplimiento de los Principios de Doctrina en el PAN.
Ahora, la pregunta que queda flotando en el aire es: ¿cuántos otros Caballos de Troya quedan en el PAN yucateco?
Lo dejo de tarea.