Por David Alpizar
Al ver las fotos que circulan en las redes de los anaqueles vacíos de las tiendas del ISSTEY, lo primero que me viene a la mente es encontrar una palabra que defina este tipo de acciones de gobierno ¿desidia?, ¿desorden?, ¿desinterés?, no sé, pero ciertamente serían términos ligados a la falta de empatía de un gobierno para con sus propios trabajadores, muchos de ellos, que han dedicado la mayor parte de su vida laboral al servicio público.
Al igual que hicieron cuando cerraron la fábrica de jugos NATURA, se supondría el único interés era adelgazar la nómina, pero precisamente escogen empresas paraestatales dedicadas al cooperativismo en favor de los trabajadores, cuya principal finalidad no es precisamente generar ganancias, sino prestar un servicio a esos trabajadores y sus familias.
“Casualmente”, en ambos casos, han perdido o perderán sus fuentes de trabajo, trabajadores con mucha antigüedad, y quienes en su gran mayoría no han recibido ni recibirán la correspondiente indemnización de ley por despido injustificado.
¡Ah, pero eso sí! Al mismo tiempo anuncian con bombos y platillos la incorporación de 1,000 “brigadistas” a la nómina del gobierno estatal.
Bautizados como “asistentes del pueblo” difundirán y velarán porque los ciudadanos (posiblemente preseleccionados de acuerdo con su filiación partidista) “aprovechen” los programas sociales de la administración estatal.
Y uno se pregunta: ¿Qué programas sociales? ¿Se referirán a la entrega de saquillos de maíz o al reparto de abejitas? ¿O será que el Ejecutivo estatal creará una pensión universal para sus trabajadores despedidos sin causa justificada y sin acceso a la indemnización de ley?
¿Cuál será la verdadera función de estos “siervos de la nación, versión azul yucatequizada? Muchos creen que hacer campaña para que el partido del gobernador conserve el Poder Ejecutivo del estado, pero en realidad lo que al gobernador más le interesa es tener la mayoría calificada de los 35 diputados que conformarán la siguiente legislatura estatal y quienes serán los encargados de calificar y en su caso, aprobar las cuentas (seguramente “alegres”) que dejará el gobernador Vila. En términos contables, cargo al erario, abono a la impunidad
Mientras tanto, los derechohabientes del ISSTEY pierden otra valiosa prestación a menos que los canalicen, al igual que con los créditos, a algún negocio de nueva creación, que seguramente le pondrían por nombre “mercadito alegre”
Nuevamente nos preguntamos, ¿desorden?, ¿desinterés?, ¿desidia? En las colonias bravas le dirían ¡MALA LECHE!
David Alpizar Carrillo
Octubre 8, 2022