LA VISIÓN DE CARONTE
Por Miguel II Hernández Madero
Frecuentemente se habla que la esperanza del país son los jóvenes y eso es muy cierto, pero lamentablemente en esta danza de discursos entusiastas y llenos de vitalidad e ímpetu se olvida a un sector importante de la sociedad y en el cual todos en algún momento estaremos, así como todos alguna vez fuimos jóvenes.
Se trata ni más ni menos que la etapa de la tercera edad, de los adultos mayores, adultos en plenitud o el eufemismo que se quiera usar, pero que se refiere a un grupo en particular, al cual nadie quiere reconocer que pertenece e incluso puede sonar familiar la frase: “¿viejo yo? No, viejos los otros”.
Se ha dicho desde hace décadas que México es un país de jóvenes, pero la realidad es que México envejece.
En la segunda década del siglo XXI en el país, por cada 100 habitantes menores de quince años, hay 25 personas mayores de 65 años, lo cual implica que alrededor de ocho millones de mexicanos pertenecen a este sector de los adultos en plenitud.
Las cifras no son para tirar en el vacío. El Censo de Población y Vivienda de 2010 indicó que 6.3 de los habitantes del país son adultos mayores, cifra casi el doble de la registrada en la década de 1991 a 2000 y al igual que en otros sectores poblacionales, la proporción es ligeramente mayor de mujeres que de hombres.
Esto nos habla en un incremento en la perspectiva de vida de los mexicanos, pero también nos indica que la población está envejeciendo y ante eso debemos preguntarnos si estamos preparados, si tenemos en consideración las necesidades de los adultos mayores.
Y esto no debe ser sólo retórica. Recordemos que quienes ahora nos miran con sus ojos cansados y sus rostros cruzados de arrugas e impenetrables en sus pensamientos, son los ciudadanos que forjaron nuestra sociedad y enriquecieron sus comunidades. Ellos representan nuestra raíz y nuestro origen. No podemos pensar en un destino si no estamos conscientes de cuál ha sido el punto de partida.
Desde que la Organización de las Naciones Unidas instituyó en 1982 que en agosto se conmemore a nivel internacional el “mes de la vejez”, México instituyó de manera oficial acciones para celebrar formalmente a los adultos mayores. Mucho ha pasado desde que se determinó que el 28 de agosto en el país sería el “Día del Anciano”, término que fue cambiado en 2002 por el “Día del Adulto Mayor”.
Indudablemente el aumento de la población de adultos mayores es uno de los mayores retos que enfrenta la sociedad en todo el mundo. El aumento en las perspectivas de vida indica que en una generación el incremento poblacional de adultos mayores será de un 400 por ciento en los países en desarrollo.
Concretamente, de los once países que se prevé tengan mayor porcentaje de adultos de la tercera edad, México estará en un sexto sitio mundial y en segundo a nivel latinoamericano, solamente superado en este caso por Brasil. De acuerdo a las prospecciones de la ONU, para el 2050, por primera vez en la historia habrá más ancianos que niños.
Parece una fecha muy lejana, pero en realidad estamos hablando del transcurso de una generación, hablamos del mundo que le tocará vivir a nuestros hijos y a nuestros nietos.
Hasta la próxima…