El caos se desató en la carretera Ucú-Hunucmá cuando el destino trágico alcanzó a un joven cobratario de tan solo 25 años. Alexis “N”, un prometedor gestor de cobranza de una reconocida tienda departamental, vio su vida segada en un fatídico accidente este jueves, dejando tras de sí un rastro de dolor y desconcierto.
El escenario de horror se desplegó a la altura del kilómetro 21, donde el joven motociclista, en su camino hacia Ucú, se encontró con un infierno en vida. Un incendio forestal asfixiaba la visibilidad, convirtiendo la carretera en un laberinto de humo y llamas. En medio de esta pesadilla, la tragedia se desencadenó cuando una camioneta tipo Tornado, envuelta en la niebla tóxica del fuego, invadió el carril de Alexis, sellando su destino con un brutal choque.
Los informes preliminares indican que el joven fue lanzado de su motocicleta con fuerza sobrehumana, sufriendo heridas mortales: traumatismo craneoencefálico severo, trauma torácico y abdominal, junto con la fractura de ambos fémures, marcando el inicio de su calvario final. A pesar de los esfuerzos frenéticos por salvarlo, Alexis sucumbió a sus heridas poco después de llegar al hospital O’Horán en Mérida, un lugar que, en lugar de sanar, se convirtió en el escenario de su último aliento.
La indignación se eleva al conocer que el conductor de la camioneta, el presunto causante de esta tragedia, escapó con lesiones leves, mientras que Alexis pagó con su vida. Mientras tanto, las autoridades mantienen al culpable en custodia, pero ¿quién responderá por la vida perdida de este joven prometedor?
El caos reinó en la vía de la muerte mientras la Policía Municipal y la SSP cerraban el tramo del accidente, esperando que se hicieran las “diligencias de ley”, un término que parece tan vacío como la mirada de quienes lloran la pérdida de Alexis. En esta carretera ahora manchada de tragedia, queda una pregunta que retumba en el aire: ¿cuántas vidas más se llevará esta vía maldita antes de que se tomen medidas?