En la histórica Plaza Grande de Mérida, donde se entrelazan siglos de tradición y modernidad, el murmullo de las obras recientes se ha silenciado abruptamente. La instalación de nuevas bancas de granito, parte de un ambicioso proyecto de renovación, fue frenada por una orden del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). Esta intervención busca asegurar que la modernización no rompa con el delicado equilibrio entre lo nuevo y lo antiguo en uno de los espacios más emblemáticos de la capital yucateca.
La Plaza Grande: Testigo de la Historia
La Plaza Grande no es solo el corazón geográfico de Mérida; es también un epicentro de la vida cultural y social de la ciudad. Rodeada de edificios coloniales, su diseño ha sido testigo de la historia desde la fundación de la ciudad en 1542. Es un lugar donde el pasado se mantiene vivo en cada piedra, en cada rincón.
La Intervención y la Respuesta del INAH
El gobierno del estado, en su afán por revitalizar el zócalo, había comenzado a instalar bancas de granito, arriates circulares y pasos serpenteados dentro de las áreas verdes. Sin embargo, al realizar un dictamen de las obras, el INAH determinó que estos elementos no respetaban la esencia histórica de la plaza. La decisión fue clara: debían retirarse para preservar la integridad y autenticidad del espacio.
“La intervención deberá preservar la lectura y apreciación de las principales cualidades de la imagen urbana histórica de la Plaza Grande”, declaró el INAH Yucatán. El énfasis está en mantener el equilibrio entre el desarrollo urbano y la conservación del patrimonio, una tarea que requiere precisión y sensibilidad.
El Retiro de las Bancas: Un Símbolo de Resistencia
Las bancas de granito, pensadas para ofrecer un lugar de descanso a los transeúntes, se convirtieron en el centro de la controversia. Al ordenarse su retiro, estas bancas, que ya comenzaban a integrarse en la vida diaria de la plaza, ahora simbolizan la resistencia de Mérida a perder su esencia. La modernización, aunque necesaria, no puede imponerse sobre el legado cultural que ha dado identidad a la ciudad durante siglos.
Además de las bancas, el INAH también exigió la remoción de los arriates circulares y los pasos serpenteados, elementos que habían sido introducidos en los andadores originales. La instrucción fue clara: los andadores deben mantenerse libres de obstáculos, permitiendo una apreciación ininterrumpida de la plaza en su forma más pura.
Un Futuro en Armonía
Este episodio es un recordatorio de la importancia de encontrar un equilibrio entre el progreso y la preservación. En Mérida, una ciudad que valora profundamente su herencia, el respeto por los espacios históricos es esencial. Mientras las autoridades trabajan para cumplir con las indicaciones del INAH, la Plaza Grande continúa siendo un lugar donde el pasado y el presente dialogan, donde cada intervención debe ser cuidadosamente medida para no romper la armonía que ha definido a Mérida a lo largo de los siglos.
El retiro de las bancas de granito es un paso hacia esa armonía, un gesto que reafirma el compromiso de la ciudad con su historia, asegurando que la Plaza Grande permanezca como un símbolo de la identidad yucateca, un lugar donde el tiempo parece detenerse para preservar lo mejor de su pasado.