El bullicio de la Feria 2025 de Tizimín, entre risas, música y tradición, se vio opacado por actos de crueldad animal que han indignado a la comunidad. En medio de la alegría del evento, imágenes y testimonios han destapado un lado oscuro que muchos no quieren ignorar.
La denuncia que abrió los ojos de la comunidad
Todo comenzó con unas fotografías que circularon en redes sociales, donde se veían perros afectados por sustancias nocivas dentro del Recinto Ferial. Algunos animales, claramente desorientados y sufriendo, se convirtieron en símbolo de lo que estaba sucediendo detrás de los escenarios festivos.
La indignación no tardó en llegar. Los grupos protectores de animales y ciudadanos preocupados alzaron la voz, exigiendo respuestas y medidas inmediatas. Pero este sería solo el comienzo de una ola de denuncias.
El perro en el ruedo: un acto que encendió la polémica
En el coso taurino, durante un espectáculo, un vaquero protagonizó un acto que muchos calificaron como maltrato. Un perro, que aparentemente había ingresado al ruedo, fue lazado con una cuerda y arrastrado frente a decenas de espectadores. La escena, grabada y compartida en redes, desató un debate candente.
Las imágenes del perro siendo sometido a esta crueldad no solo generaron indignación, sino que también pusieron bajo escrutinio otras prácticas que, amparadas por la tradición, suelen pasar desapercibidas.
El debate: tradición vs. bienestar animal
El incidente del perro lazado abrió una discusión más amplia: si arrastrar a un perro con una cuerda es considerado maltrato, ¿qué pasa con otros animales utilizados en espectáculos taurinos o en actividades tradicionales?
Las redes sociales se llenaron de opiniones divididas. Por un lado, quienes exigen un cambio radical en el trato hacia todos los animales; por otro, quienes defienden estas prácticas como parte de la identidad cultural. Sin embargo, en medio del debate, el grito unánime por el bienestar animal parece estar ganando fuerza.
Reacciones y llamados a la acción
Activistas y ciudadanos han pedido a las autoridades locales investigar estos casos y garantizar que los futuros eventos de la feria sean espacios seguros, no solo para los asistentes, sino también para los animales.
El llamado va más allá de esta edición de la feria. Grupos protectores de animales exigen la implementación de políticas claras que prioricen el bienestar animal, evitando que estas escenas vuelvan a repetirse.
Un futuro incierto para la feria y sus tradiciones
Lo ocurrido en la Feria de Tizimín este 2025 podría marcar un punto de inflexión. La creciente conciencia social sobre el maltrato animal está empujando a replantear tradiciones que, aunque arraigadas, deben adaptarse a un mundo que cada vez exige más empatía y respeto por todas las formas de vida.
Mientras tanto, las imágenes de perros heridos y sometidos siguen circulando, recordándonos que, detrás de la música y las luces, hay historias que no debemos ignorar. La feria, símbolo de identidad y tradición, tiene ahora el desafío de reinventarse sin perder de vista el bienestar de los seres vivos que forman parte de ella.