El primer día del 2025 amaneció con violencia en la ciudad de Mérida. Eran aproximadamente las dos de la madrugada cuando Dalia, recepcionista del Motel Meli, en la colonia Salvador Alvarado Oriente, vivió una de las experiencias más aterradoras de su vida. Dos sujetos irrumpieron en el recinto, y lo que comenzó como una noche de guardia tranquila, pronto se transformó en un violento asalto que dejó tras de sí pérdidas económicas y una profunda sensación de inseguridad.
La irrupción de los asaltantes
La recepción del Motel Meli, iluminada tenuemente por las luces del mostrador, se convirtió en el blanco de dos hombres que entraron con decisión y sin escrúpulos. Uno de ellos empuñaba un machete, lo que dejó a Dalia paralizada. Sin posibilidad de defensa y presa del pánico, observó cómo los ladrones sustraían su bolsa personal, que contenía un bono de $4,000 y un celular nuevo. No satisfechos con ello, se dirigieron a la caja registradora, de donde tomaron más de $5,000.
Todo sucedió en cuestión de minutos, pero para Dalia, el tiempo parecía congelarse. La impotencia la invadió mientras veía cómo los hombres se alejaban con calma, perdiéndose en la oscuridad de las calles de la colonia Salvador Alvarado Oriente.
Los ecos de la madrugada
Los gritos de auxilio de Dalia rompieron la calma de la noche. Vecinos que aún celebraban la llegada del Año Nuevo salieron a socorrerla y llamaron al número de emergencias. Minutos después, las patrullas de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) llegaron al lugar. Los oficiales iniciaron un operativo en las inmediaciones, revisando calle por calle, pero los asaltantes parecían haberse esfumado entre las sombras.
Un botín significativo
La joven recepcionista narró con voz temblorosa lo sucedido. Los ladrones se habían llevado su bono navideño de $4,000, un celular recién comprado y más de $5,000 en efectivo de la caja del motel, sumando un total superior a $9,000. Además, sufrió una leve herida en la mano al intentar recuperar su bolso, aunque afortunadamente no requirió atención médica.
Una herida invisible
Aunque el Motel Meli continúa operando con normalidad tras el incidente, el ataque dejó una marca imborrable en Dalia y en la comunidad. La inseguridad, que parecía lejana en esta tranquila colonia de Mérida, ahora cobra un rostro familiar.
El operativo policial continúa sin resultados, y los vecinos miran con desconfianza la oscuridad de sus calles, preguntándose cuándo será la próxima vez que algo así ocurra. Por ahora, lo único claro es que el 2025 ha comenzado con un episodio que deja mucho que reflexionar sobre la seguridad en la ciudad.