La noche del 31 de diciembre de 2024 estuvo marcada por un ambiente de celebración tranquila en los municipios del sur de Yucatán. Mientras el reloj avanzaba hacia la medianoche, las familias se reunieron para despedir el año que se iba, llenando los cielos con la suave luz de los globos de cantoya y los destellos coloridos de los fuegos artificiales.
En patios, calles y azoteas, los vecinos lanzaron al viento los globos de papel que, iluminados por pequeñas llamas, representaban deseos y esperanzas para el Año Nuevo 2025. Entre risas y abrazos, también se escucharon los estallidos de la pirotecnia, que daban un toque vibrante a la atmósfera festiva. Algunos hogares mantuvieron viva la tradición de quemar un muñeco que simboliza al “año viejo”, dejando atrás los malos recuerdos y abriendo paso a un nuevo comienzo.
Un amanecer tranquilo para el 2025
La celebración dio paso a un 1 de enero sereno. En muchas ciudades y pueblos del sur del estado, las calles amanecieron vacías, con solo unos pocos vehículos transitando por ellas. Los comercios habituales, como las fruterías y las verdulerías en el Mercado 20 de Noviembre, permanecieron cerrados, mientras que supermercados, tiendas de conveniencia y tortillerías comenzaron a operar poco a poco.
El inicio del año tuvo un aire de calma reflexiva, con las familias descansando después de la noche festiva. Las plazas públicas, normalmente llenas de vida, estuvieron desiertas, y el bullicio típico de la zona comercial dio lugar al silencio, una pausa que marcaba el inicio de un nuevo ciclo.
Tradición, esperanza y comunidad
La despedida del 2024 en el sur de Yucatán no solo fue una celebración, sino una reafirmación de las tradiciones que unen a las comunidades. Los globos de cantoya elevaron deseos compartidos, los muñecos viejos quemados recordaron la importancia de dejar atrás lo que no sirve, y los fuegos artificiales iluminaron un cielo que se abre a nuevas oportunidades.
El 2025 comenzó con tranquilidad, pero también con el optimismo de un pueblo que encuentra en la simplicidad de sus costumbres la fortaleza para afrontar lo que viene. Un año nuevo, un lienzo en blanco, iluminado por la luz de las tradiciones y la esperanza colectiva.