Era la madrugada en Tesoco, una comunidad al oriente de Yucatán, y María Antonia enfrentaba una escena que nunca imaginó: su hijo, con fiebre alta y respiración agitada, necesitaba atención médica urgente. Salió de casa a las 2:30 a.m., envuelta en la desesperación. En el pueblo no había taxis disponibles, ni rastro del médico que antes acudía al consultorio. Finalmente, logró conseguir transporte hacia Valladolid, pero ahí también encontró puertas cerradas hasta el amanecer.
Esta historia, como muchas otras, es el resultado de la desaparición del programa Médico 24/7, implementado en el sexenio 2018-2024 para atender emergencias médicas fuera de horarios convencionales en 24 municipios del oriente del estado. Durante años, este servicio fue un salvavidas para comunidades marginadas, ofreciendo consultas médicas y estudios gratuitos, incluyendo ultrasonidos.
El inicio del abandono
El último día del año pasado, los médicos dejaron de acudir al consultorio en Tesoco. Las instalaciones quedaron intactas, con medicamentos, instrumentos y un aparato de ultrasonido sin uso. El silencio en el lugar simboliza lo que quedó atrás: un espacio que garantizaba atención médica en horarios vespertinos y nocturnos.
Elsy Esmeralda Chan Chan, vecina de la comunidad, recuerda cómo las familias podían acudir al consultorio en cualquier momento, sobre todo adultos mayores y niños. Ahora, comenta con preocupación, más de 5,000 familias en localidades como Tahmuy, Tepakán y Papagayo enfrentan un vacío médico que las obliga a recurrir a clínicas privadas, un lujo que pocos pueden costear.
La magnitud de la pérdida
El programa Médico 24/7 atendió a cerca de 270,000 personas en todo el estado, realizando más de 237,000 consultas médicas. En el oriente, los Centros de Salud operaban fuera de los horarios tradicionales gracias a esta iniciativa. Pero con el cambio de administración, todo cambió.
En municipios como Chemax, Temozón y Tinum, los servicios médicos ahora se limitan a horarios matutinos, dejando sin cobertura a las comunidades en las noches, fines de semana y días festivos.
En Valladolid, donde alguna vez se implementó el programa en su cabecera municipal, el servicio fue trasladado a Tesoco y, finalmente, eliminado por completo.
El costo de las decisiones
Para las familias afectadas, la situación no es solo un problema administrativo, sino una cuestión de vida o muerte.
“Las enfermedades no esperan”, señala María Antonia, reflejando el sentir de cientos de personas que han vivido situaciones similares.
La falta de atención médica en horarios críticos no solo representa un riesgo para la salud, sino también un gasto significativo. Muchas familias ahora deben viajar largas distancias para recibir atención o pagar por servicios privados, una carga económica que agrava su situación.
¿Qué sigue para estas comunidades?
Aunque el gobierno estatal ha mencionado planes para enviar nuevos médicos, la incertidumbre persiste. Las familias se preguntan cuánto tiempo tendrán que esperar para que las promesas se materialicen.
Mientras tanto, el vacío dejado por Médico 24/7 sigue creciendo, como un recordatorio de la importancia de planificar políticas públicas que respondan a las necesidades más urgentes de las comunidades marginadas.
En Tesoco, el consultorio permanece cerrado, un espacio lleno de herramientas médicas que alguna vez salvaron vidas. Afuera, María Antonia observa en silencio, con la esperanza de que algún día las luces vuelvan a encenderse y la atención médica regrese a su comunidad.