Era una mañana soleada en Tekax. En el patio del Colegio de Bachilleres “Cobay Plantel Tekax” se respiraba entusiasmo. Los estudiantes, algunos con uniforme deportivo, otros con mochilas llenas de sueños, se reunieron para un evento especial. Nadie sabía exactamente qué ocurriría, pero las sonrisas y los murmullos emocionados llenaban el aire.
Frente a ellos, bajo la sombra de un árbol frondoso, se encontraban el regidor de Deportes, Alfredo Buenfil, la directora de Educación, Cultura y Deporte, Mary Duarte, y el encargado del Departamento de Deportes, Mario Galera. A su lado, el director del plantel, Juan Espadas, les daba la bienvenida con un cálido agradecimiento. Entre ellos había cajas cerradas, llenas de sorpresas que cambiarían el ritmo de las tardes escolares.
Cuando las cajas se abrieron, el brillo de los balones de fútbol, básquetbol y vóleibol capturó la atención de todos. Los aplausos y vítores de los alumnos llenaron el espacio, como si ya estuvieran celebrando los goles, las canastas y los saques que imaginaban realizar con esos nuevos implementos.
“Hoy no solo entregamos balones,” dijo Alfredo Buenfil con firmeza, “entregamos oportunidades para que los jóvenes de Tekax crezcan, se unan y sigan soñando a través del deporte.” Las palabras resonaron entre los asistentes, sembrando inspiración en cada estudiante.
Mary Duarte tomó el micrófono y añadió:
“Queremos que cada uno de ustedes sepa que el Ayuntamiento de Tekax cree en su potencial. Este es solo el comienzo. Seguiremos apoyando no solo aquí en la cabecera, sino también en las comisarías. El deporte transforma vidas, y hoy comienza ese cambio.”
Juan Espadas, emocionado, agradeció el gesto:
“Estos balones no son solo herramientas; son un puente hacia la disciplina, el trabajo en equipo y la salud. Estoy seguro de que nuestros estudiantes aprovecharán cada momento.”
Ese día, los campos de juego del Cobay Tekax volvieron a llenarse de vida. Las risas, el sonido del balón rebotando en el suelo y las palabras de aliento de amigos y compañeros transformaron el ambiente. Los jóvenes no solo vieron balones; vieron un símbolo de apoyo y esperanza, una señal de que su comunidad creía en ellos.
En Tekax, cada pase, cada tiro y cada gol cuentan una historia. Y esta, sin duda, será recordada como el día en que el deporte unió aún más a una comunidad que apuesta por el futuro de su juventud.