La tranquilidad de una tarde común se rompió con una llamada de emergencia. Eran cerca de las 4:20 p.m. cuando la Policía Municipal recibió el primer aviso: una motocicleta había sido robada en la calle 30 por 9-A. Con rapidez, los oficiales se trasladaron al lugar para iniciar las investigaciones.
Las cámaras de videovigilancia cercanas dieron las primeras pistas. En una de ellas se apreciaban dos individuos: un hombre vestido con pantalón de mezclilla, camisa café y lentes oscuros, acompañado de otro sujeto con ropa sport. Con esas descripciones, los agentes sabían a quién buscar.
Pero la sorpresa llegó minutos después. Una llamada anónima alertó sobre un predio en la calle 25 por 10 y 12, donde presuntamente se estaba desmantelando una motocicleta robada. Sin perder tiempo, dos patrullas, la 430 y la 574, se dirigieron al sitio.
Lo que encontraron ahí fue más grande de lo esperado. Al notar la presencia policial, una mujer salió corriendo, mientras que dentro del predio, otras cuatro personas intentaron escapar. La persecución fue inmediata. Al final, los agentes lograron capturar a tres sospechosos: Jeremías C. T. Ch., de 25 años; María Rubí O. M., de 30; y Benjamín I. G. D., de 31.
Los detenidos no tardaron en confesar. No solo operaban en un municipio, sino que sus robos se extendían a lugares como Sacalum, Opichén y Muna. En el sitio, la policía recuperó tres motocicletas, 10 bicicletas de distintos tamaños y varias piezas de vehículos desmantelados.
Los objetos fueron trasladados a la comandancia municipal, mientras que los tres sujetos quedaron bajo custodia en la cárcel pública, en espera de ser puestos a disposición de las autoridades correspondientes.
Este operativo no solo recuperó bienes robados, sino que también envió un mensaje claro a la comunidad: la vigilancia y la cooperación entre ciudadanos y autoridades siguen siendo claves para frenar la delincuencia.