El día apenas comenzaba cuando, a las 7:00 de la mañana, una llamada interrumpió la rutina de los elementos de la Policía Municipal de Umán. Al otro lado de la línea, una voz temblorosa alertaba sobre una escena perturbadora en el basurero municipal, ubicado en la carretera Umán–Oxholón.
Lo que parecía un reporte más se transformó rápidamente en un caso que estremecería a toda la comunidad. Al llegar al sitio, los agentes caminaron entre montones de desechos hasta llegar a una estructura techada dentro del predio. Allí, envuelto en el silencio del abandono y el hedor de la descomposición, yacía el cuerpo sin vida de un hombre.
La escena fue acordonada de inmediato. El rostro de los primeros en llegar reflejaba la gravedad del hallazgo. Se trataba de un cadáver en avanzado estado de putrefacción, lo que indicaba que llevaba varios días en el lugar sin que nadie lo notara.
Minutos después, arribaron elementos de la Secretaría de Seguridad Pública, agentes de la Policía Estatal de Investigación (PEI), personal de la Fiscalía General del Estado (FGE) y el Servicio Médico Forense (SEMEFO). Las diligencias comenzaron entre cintas amarillas y el ir y venir de peritos.
Las autoridades no han confirmado aún si se trató de un homicidio, pero ya se investigan las circunstancias que rodean esta muerte. Cada detalle, cada indicio, es clave para reconstruir la historia detrás de este trágico suceso.
Mientras tanto, en Umán crece la incertidumbre. ¿Quién era? ¿Por qué estaba ahí? ¿Alguien lo está buscando?
En medio del olor a basura y el eco del silencio, una verdad comienza a desenterrarse.