Ya no importa si tienes cámaras. Tampoco si reforzaste la puerta. Los robos a casa habitación y comercios están aumentando, y los llamados “amantes de lo ajeno” se han vuelto más osados y frecuentes, desafiando a la vigilancia tecnológica y al miedo a ser exhibidos públicamente.
En varias localidades del sur del estado, comerciantes y vecinos relatan una misma historia con diferente protagonista: llegan, entran y se llevan lo que pueden. Las herramientas agrícolas —como desbrozadoras, motoaspersoras y objetos que se dejan en pasillos o patios— encabezan la lista de lo robado.
“Las cámaras no los detienen. Hasta salen sonriendo”, relata una comerciante que ha tenido que subir capturas de video a grupos de compra y venta en Facebook, como un intento desesperado por frenar los hurtos.
Y es que ahora la denuncia también se hace digital. Ante la falta de respuesta inmediata, muchos negocios optan por mostrar el rostro de los ladrones en redes sociales, confiando en que la presión pública haga el trabajo que las autoridades no logran terminar.
Los operativos existen y la policía asegura mantener comunicación con negocios afectados, especialmente por el llamado “robo hormiga”, pero el problema parece crecer.
Uno de los detalles más alarmantes: la mayoría de los responsables no rebasa los 40 años, lo que apunta a una generación joven sumergida en el delito por necesidad o falta de oportunidades.
¿Y cómo protegerse?
Las autoridades insisten: puertas reforzadas, cerraduras de alta seguridad, evitar dejar objetos sueltos, mejorar la iluminación exterior y, en temporada vacacional, pedir apoyo a los vecinos.
También se recomienda no esconder llaves afuera, instalar alarmas si te ausentas por mucho tiempo, y nunca dejar señales claras de que la casa está sola.