Mientras la presidenta Claudia Sheinbaum aseguró durante su reciente visita a Yucatán que el estado cuenta con infraestructura suficiente para el suministro eléctrico, los habitantes de la comisaría de Cheumán tienen una realidad muy distinta: viven entre constantes apagones, sin respuesta ni solución a la vista.
“Tenemos otros datos”, fue la frase con la que respondieron al discurso oficial, visiblemente molestos por los prolongados cortes de energía que han dañado sus electrodomésticos, afectado el resguardo de alimentos e incluso puesto en riesgo la salud de bebés y personas mayores en medio del calor extremo.
“Los apagones no son eventuales, son parte de nuestra rutina”, afirman vecinos.
La subcomisaria municipal, Ángela Cumí Aké, ha enviado múltiples oficios a las autoridades correspondientes, pero no ha recibido respuesta. El cableado, según denuncian, está deteriorado y sin mantenimiento, lo que agrava aún más la situación.
La investigadora Gina Villagómez Valdés, de la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY), ha documentado el caso y afirma que estos cortes afectan de manera sistemática a las zonas más vulnerables del estado.
Además, trabajadores de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), que solicitaron el anonimato, revelaron que muchos de estos apagones son programados, debido a que las plantas no tienen capacidad suficiente para sostener la creciente demanda eléctrica en la región.
Mientras tanto, los recibos de luz llegan puntuales y con altos montos, alimentando la indignación de quienes, desde hace días, viven literalmente en la oscuridad.
Este caso pone en evidencia la brecha entre la narrativa institucional y las realidades que enfrentan muchas comunidades en el país, especialmente en tiempos de altas temperaturas y falta de infraestructura adecuada.