Por Ariel Velázquez.- La contradicción entre lo que predican las autoridades y lo que realmente ocurre en Mérida, Yucatán, respecto al medio ambiente es cada vez más evidente. Mientras los gobiernos municipal, estatal y federal aseguran proteger la naturaleza, los hechos muestran otra realidad: los desarrollos inmobiliarios continúan avanzando, dejando un impacto ambiental irreversible.
La política ambiental, en este contexto, parece sucumbir ante intereses económicos y políticos que priorizan la expansión urbana y el lucro sobre la conservación. El resultado es una ciudad que, en algunos sectores, comienza a parecer una “plancha de concreto”, con destrucción de hábitats, pérdida de biodiversidad y contaminación del agua.
Los grandes proyectos —residenciales, hoteles y corporativos— se inauguran con el aval de las autoridades locales, sin una consideración real de los efectos a largo plazo. Solo en agosto se reportó que Mérida consolidará 329 proyectos de vivienda nueva, lo que refleja un crecimiento urbano acelerado.
Actualmente, la zona metropolitana de Mérida alberga a 1 millón 252 mil 324 habitantes distribuidos en 536 mil 007 viviendas. Según los datos de la consultora Softec, la oferta inmobiliaria incluye 20 mil 547 unidades en 329 proyectos, de los cuales 9 mil 295 están disponibles. Los municipios involucrados abarcan Mérida, Chicxulub Pueblo, Conkal, Dzemul, Kanasín, Progreso, Telchac Puerto y Umán, todos en una región con alta plusvalía y creciente demanda habitacional.
Dentro de los proyectos en venta, los departamentos representan el 57% de la oferta, seguidos por casas solas, condominios horizontales y casas dúplex, abarcando desde segmentos sociales hasta residenciales de lujo. La absorción mensual del mercado alcanza 466.3 unidades, concentrándose principalmente en el norte y poniente de la ciudad.
Cabe señalar que estos números no incluyen desarrollos de lujo, grandes torres o edificios corporativos, cuya presencia también contribuye a la transformación acelerada del paisaje urbano y al cuestionamiento sobre la verdadera política ambiental en Mérida.