La tarde cae sobre los campos de Oxkutzcab, pero para los productores del sur de Yucatán la oscuridad ya no es solo anuncio de descanso: es el comienzo del miedo. En las últimas semanas, una nueva modalidad de robo agrícola—rápida, silenciosa y ejecutada por grupos organizados—ha puesto en jaque a quienes dependen de la tierra para sobrevivir.
El golpe más reciente ocurrió en la unidad agrícola San Juan, donde el pasado sábado un grupo de presuntos ladrones irrumpió entre los surcos. No hubo testigos directos, pero sí un rastro claro: varias cajas de aguacate desaparecidas y una cantidad indeterminada de camote arrancado directamente de la tierra. Una “cosecha” forzada que dejó a los trabajadores con más preguntas que respuestas.
José Domínguez, productor de la zona, resume el sentir colectivo: “No es un robo común. Llegan en grupo, en una o dos camionetas. Entran por la brecha entre Yotholín y Pustunich, llenan lo que pueden y se van. No les toma ni media hora”. La precisión del operativo y la velocidad con que se ejecuta hacen pensar en bandas que conocen perfectamente la dinámica del campo.
Horas después, otro reporte estremeció a la región: la unidad El Crucero también fue despojada de su producción bajo el mismo patrón. Dos robos en tan poco tiempo encendieron las alarmas de los agricultores, quienes ya de por sí enfrentan una temporada adversa.
El clima económico tampoco ayuda. El limón persa sin semilla, uno de los productos clave de la zona, lleva más de tres meses estancado en un precio crítico: apenas $50 pesos por caja. La caída del mercado, sumada al saqueo de las cosechas, dibuja un panorama asfixiante.
“Es doble golpe: no vendemos bien y encima nos roban”, lamentan los trabajadores agrícolas, que ahora miran sus parcelas con la incertidumbre de no saber si al día siguiente quedará algo por recoger.
Mientras tanto, en los surcos y caminos que cruzan Oxkutzcab y sus comunidades vecinas, el temor sigue creciendo al mismo ritmo que las pérdidas. Los productores exigen vigilancia, pero sobre todo justicia, antes de que los campos queden literalmente vacíos.
