El sol se levanta implacable sobre el parque Zoológico “La Reina”, en Tizimín, Yucatán, marcando el inicio de otro día de intensas temperaturas que desafían tanto a los habitantes humanos como a los inquilinos de cuatro patas del zoológico.
Con el mercurio alcanzando niveles cada vez más altos, el equipo del parque se ve obligado a hacer ajustes significativos. Lo que solía ser una entrada temprana a las 6 a.m. para los cuidadores, ahora se adelanta a las 5 a.m., en un esfuerzo por evitar las horas más calurosas del día. El objetivo es claro: maximizar la productividad mientras se mantiene el bienestar de los animales cautivos.
Sin embargo, incluso con estos cambios, el calor implacable sigue haciendo estragos. Los felinos, en particular, muestran una clara aversión a la actividad durante las horas más cálidas, prefiriendo refugiarse en la frescura de sus cuevas. Para combatir esto, se ha adelantado la segunda comida del día al mediodía, suministrando piezas de carne congelada para mantener a los leones y tigres alimentados e hidratados.
El cuidado de los recintos se vuelve aún más crucial en este clima abrasador. Las jaulas se rocían con agua para mantener la tierra fresca y proporcionar un alivio del calor para los animales. Sin embargo, incluso con estos esfuerzos, el estrés persiste entre algunos inquilinos, especialmente cuando los visitantes llegan buscando interacción.
La vigilancia es constante. Los cuidadores monitorean de cerca a los mamíferos, administrando electrolitos diarios y observando signos de golpes de calor. La trágica pérdida de un león hace apenas unas semanas es un recordatorio sombrío de los peligros que enfrentan estos animales en un clima tan implacable.
A medida que el calor alcanza su punto máximo, el parque se convierte en un hervidero de actividad. Las bancas, el suelo e incluso los juegos mecánicos irradian calor, ahuyentando a los visitantes en las horas más calurosas del día. Sin embargo, hay quienes encuentran una oportunidad en medio del calor abrasador: los vendedores de productos fríos que ahora se congregan en las puertas del zoológico, ofreciendo un alivio momentáneo a los visitantes cansados y sobrecalentados.
El parque Zoológico “La Reina” se convierte así en un microcosmos de la lucha contra el calor en Yucatán. Entre los cuidadores que luchan por el bienestar de los animales y los visitantes que buscan escapar del sofocante sol, la adaptación se convierte en la clave para sobrevivir en este paisaje ardiente y despiadado.