“Cartolandia” en ebullición en Celestún; en este puerto, existe un sector conocido con ese nombre, donde decenas de personas viven en casas improvisadas hechas de láminas y cartón; en su mayoría son migrantes de estados como Tabasco, Chiapas y Oaxaca, y se dedica principalmente a la pesca.
La población de “Cartolandia” en su mayoría proviene de estados como Tabasco, Chiapas y Oaxaca, y se dedica principalmente a la pesca; Celestún se sostiene económicamente gracias al turismo, la captura de pulpo y la pesca de escama, lo que brinda a los pescadores la posibilidad de ganar hasta 900 pesos en un buen día, mientras que quienes ofrecen paseos por la Ría también obtienen ingresos.
El nombre “Cartolandia” fue acuñado por los habitantes locales como una advertencia para los recién llegados sobre la falta de seguridad en esta zona. La principal razón para no habitar allí es que forma parte de la ciénaga que fue rellenada con escombros y arena del puerto. Por lo tanto, las casas corren el riesgo de inundarse cuando sube la marea o durante fuertes lluvias.
Debido a la necesidad, los residentes se establecieron en esta área, reclamando terrenos en la ciénaga y cerca del mar. Algunos optaron por mudarse a otros puertos, pero muchos decidieron permanecer en Celestún, a pesar de que la zona está catalogada como inestable debido a los factores naturales que impiden una residencia prolongada, como el aumento del nivel del agua.
“Cartolandia” en ebullición en Celestún con sobrepoblación, pobreza y enfermedades.
La presencia del mosquito Aedes Aegypti, portador del dengue, es común en la ciénaga debido a la acumulación de agua estancada en la comunidad. La falta de fumigación se ha vuelto evidente en el municipio.
“Cartolandia” en ebullición en Celestún, durante la temporada de lluvias, vivir en ahí se vuelve peligroso debido al riesgo de inundaciones y a la proliferación de mosquitos, lo que aumenta el riesgo de enfermedades.
Esta situación complica la vida de los habitantes, quienes a menudo deben abandonar sus viviendas para resguardarse. Sin embargo, abandonar las casas también abre la puerta a los saqueos por parte de individuos oportunistas, lo que obliga a otros a enfrentar peligros constantes.
Esta área invadida se ha convertido en un punto de encuentro para prófugos y delincuentes, ya que no se requieren permisos ni identificaciones, lo que permite que asesinos y violadores se escondan allí sin que las autoridades lo impidan.
El robo a casas y negocios es común en la zona, y muchas tiendas de abarrotes o ferreterías operan a puerta cerrada para evitar robos frecuentes, lo que afecta negativamente a los negocios locales.”