No hubo discursos largos ni grandes reflectores. Solo sol, brisa marina y el sonido de más de 360 pares de manos recogiendo lo que no debería estar ahí: basura. El pasado sábado, Chuburná Puerto se transformó en el escenario de una hazaña silenciosa pero poderosa. Una comunidad entera decidió que ya era suficiente, que el mar no podía seguir pagando el precio del descuido.
Desde las primeras horas de la mañana, el malecón se llenó de vida. Estudiantes con guantes de jardinería, empleados con gorras al sol, familias enteras con bolsas negras en mano. Todos con un mismo objetivo: rescatar a las playas del olvido y del plástico. Al final del día, casi dos toneladas de residuos fueron retiradas de la costa.
La jornada fue convocada por la Secretaría de Desarrollo Sustentable (SDS), el Sistema Metropolitano para el Manejo de Residuos (Siger) y el colectivo “Limpiemos Yucatán”, con el respaldo activo del Ayuntamiento de Progreso. Más allá de la cifra exacta —1,908.5 kilos de residuos—, lo que quedó fue una escena difícil de ignorar: la de un pueblo que decidió cuidar su casa.
“Estas acciones no solo limpian, también educan”, afirmó David Escalante Echeverría, director de Prolimpia, quien agradeció a todos los voluntarios por su entrega. En nombre del municipio, resaltó que este tipo de actividades forman parte del programa 100xProgreso, que busca crear un Progreso más sano y sustentable.
Mientras los niños jugaban entre bolsas llenas de botellas, tapas y envolturas, los adultos hacían una pausa para beber agua, sonreírse y mirar al mar con orgullo. Habían hecho más que limpiar: habían marcado el inicio de una conciencia colectiva que, como las olas, puede crecer si se alimenta.
Las autoridades ya preparan nuevas jornadas y piden a la ciudadanía estar pendiente a través de sus canales oficiales. Porque Chuburná no fue una excepción, sino el ejemplo de lo que puede pasar cuando un pueblo se une por su mar.