La noche del sábado 8 de febrero, cuando la calma de la colonia San Esteban en Oxkutzcab parecía envolverlo todo, un suceso violento cambió la tranquilidad del hogar de la familia Briceño. En una residencia ubicada en la calle 68 entre 45 y 47, un ataque brutal sacudió a los miembros de esta familia, dejando huellas físicas y emocionales que exigen respuesta.
Eran aproximadamente las 8:30 p.m. cuando dos hombres irrumpieron en el hogar de la señora Angélica María Briceño. En su relato, la mujer identificó a los agresores como los hijos de una exregidora, a quien nombró como “Doña Chely B.” Los agresores, Oscar y Ernesto, sin previo aviso, comenzaron su ataque en contra de don Ramón, una persona de la tercera edad, quien sufrió la primera parte de la violencia desmedida.
La situación se intensificó cuando el señor Wilbert Alberto Yah Ramírez, esposo de Angélica, llegó al hogar. Los agresores no dudaron en atacarlo. Según el testimonio de la víctima, lo sujetaron con fuerza, lo arrastraron y comenzaron a golpearlo sin piedad. Los puños, patadas y golpes no cesaron. Durante la golpiza, Wilbert sufrió una grave lesión en su ojo derecho y contusiones en las costillas. Un sufrimiento tan intenso que le provocó vómitos de sangre en la puerta de su casa.
Aterrada, la señora Angélica no tardó en tomar su celular para grabar lo que sucedía y llamar a la policía. Sin embargo, la ayuda que esperaban no llegó a tiempo. Aunque los agentes llegaron minutos después, según el testimonio de la familia, no tomaron acciones inmediatas, ni arrestaron a los agresores. Los paramédicos que llegaron al lugar realizaron una revisión superficial de las heridas y decidieron que no eran graves, sugiriendo que la denuncia podía interponerse al día siguiente.
La señora Angélica no se dejó intimidar. Al día siguiente, acudió a la Fiscalía del Estado para interponer la denuncia, la cual fue registrada bajo el acta de investigación GE-202/2025. Un perito llegó de Mérida para dar fe de los hechos y respaldar la investigación. A pesar de la gravedad de la situación, la familia no ha recibido aún justicia, y la señora Angélica no duda en denunciar el desamparo que sienten ante la respuesta de las autoridades.
“Esto no puede quedar impune”, aseguró la señora Angélica, quien también relató que los mismos agresores la golpearon a ella, dándole una bofetada durante el ataque. La impotencia y el dolor de la familia son evidentes, pero también su determinación de buscar justicia por lo ocurrido.
En un fuerte mensaje a las autoridades, la señora Angélica hizo un llamado al gobernador del estado, Joaquín Díaz Mena, para que intervenga en este caso y asegure que no se sigan repitiendo situaciones de violencia como la que vivieron en su hogar. “Es inaceptable que sigan ocurriendo hechos que alteran la paz y la tranquilidad de nuestras familias”, agregó con la voz quebrada.
El miedo y la incertidumbre acompañan a la familia Briceño mientras esperan que los responsables enfrenten las consecuencias de sus actos. Mientras tanto, el caso continúa en las manos de las autoridades, quienes deben garantizar que la justicia sea lo único que prevalezca.