Por Francisco Chávez
¡Orden, por favor compañeros! No podemos hablar todos al mismo tiempo, ¡qué vergüenza! En unos minutos llega Mario Delgado Carrillo, el presidente del partido, guardemos compostura, ya hasta nos parecemos a los camisas rojas de Antorcha Campesina, el brazo paramilitar del PRI que se disfraza de izquierda en la Sierra Alta de Puebla y en los cinturones de miseria del Edomex y la Ciudad de México. ¡Orden! Qué aquí somos de izquierda, ¡nada de simulaciones y sombrerazos! Gruñó el moderador de la reunión
Por cierto, debió haberse mordido la lengua cuando pronunció esas palabras, era un viejo militante del PRI que en esa política de laissez faire, laissez passer, (dejar hacer, dejar pasar) impulsada por Mario Delgado y su secta de bufones y arlequines, había permitido que hordas de verdaderos chupasangre del erario público, emigraran al hoy partido en el poder, dicen que han cambiado, que ya no son los mismos de antes, yo creo que solamente han cambiado de playera.
El ambiente era tenso, parecía que el hoy converso moderador intuía lo que minutos después en una cascada de sacrosantas mentadas de madre se desencadenaría. La cosa no era sencilla, el partido había convocado a reunión con carácter de urgente, según que para definir rumbo político e ideológico. No faltó por ahí un Mario despistado, quise escribir, un militante despistado que candorosamente preguntó, ¿qué es eso de ideología? ¡No sea p…dejo compa! ¡Pos qué no ha recibido formación política! Le gritó una militante que parecía haber salido del mismísimo qué hacer de Lenin o del indigenismo de Mariategui.
El aludido no debatió mucho, su cara reflejaba frustración y coraje ante la ausencia de ideas, sólo alcanzó a mascullar y casi para si mismo, ¡nomás dejen que llegue nuestro presidente Mario Delgado, verán cómo les va! ¡Bola de comunistas! Que no miran que somos incluyentes, tanto lo somos que hoy dentro de morena hay gente del PAN, PRD y PRI, hasta del Yunque, que a decir verdad no sé que sea eso. Era el perfil de militante que por seguro sería motivo de orgullo para Mario, completamente despolitizado pero con las manos listas para el aplauso.
La reunión partidaria resultaba en un auténtico pandemónium, por debate político eran los empujones y los abundantes recordatorios del 10 de mayo, eso si, con toda la patriótica mexicanidad. Para no romper la regla no escrita de que el jefe llega cuando se le da la gana, Mario hacía su olímpica llegada casi dos horas después de la hora anunciada en la convocatoria, Un casi profano y hereje grito se dejó escuchar en la reunión, ¡a ver si tienes más respeto por el tiempo de los demás y llegas puntual, cul…ero!
¡Respeto para el presidente del partido! Servilmente gritaba el moderador de la asamblea, la verdad es que nadie le hizo caso, tanto así que los nada gratos calificativos seguían cayendo para Delgado, ¡traidor, entreguista, chaquetero, neoliberal disfrazado de izquierda, chucho, itamita fifí, de izquierda tienes lo que aquí tenemos de francés, dices ser de izquierda pero lames la derecha!
Mario estaba petrificado, esperaba ser recibido con alfombra rosa, no roja, este color le produce convulsiones, algo así como las estacas para los vampiros. En lugar de eso lo recibieron con abundantes silbidos, sus sensibles oídos estaban acostumbrados al chiquitibum a la bim bom bam, Mario, Mario, ra, ra, ra, pero en su lugar se dejó escuchar la consigna roja, ¡a ver a ver, quién lleva la batuta, la base organizada, Mario hijo de p…ta!
Por un verdadero milagro, seguro que así lo pensó Delgado, un silencio casi sepulcral invadió el recinto. ¡Tiene la palabra nuestro compañero presidente de morena! Pronunció el converso moderador de la asamblea.
Mario tragó saliva, después de unos segundos que le parecieron una eternidad, alcanzó a pronunciar: compañeros, nuestro país y partido pasan por momentos difíciles que requieren de la unidad de todos, por eso hemos abierto las puertas del partido, para todos aquellos actores políticos de buena voluntad que se quieran sumar a morena, así sean del PAN, PRD o PRI, ¡aceptémoslos compañeros, así cómo yo fui aceptado y recibí mis buenos cursos de liderazgo junto con Clara Luz en la secta NXIVM de Raniere!
Es más, les propongo que alguna de esas sesiones que recibí, sean parte del programa de la Secretaría de Formación Política, ya ven a Monreal, en lugar del cuadro del Che tiene en su escritorio un Santo Niño de Atocha, ¡queremos una izquierda moderna! Se trata de ganar las elecciones compañeros, y solo con el voto de la izquierda no nos alcanza.
Un consecuente cuadro político del movimiento no aguantó más y le espetó, ¡Mario, no solo eres itamita y neoliberal, has de ser hijastro de Mao, lo que propones es como la teoría maoísta de que se abra una flor y compitan mil escuelas.
No creo que Mario le haya entendido la cita, su cerebro seguía al pie de la letra lo aprendido de Raniere. El resto de este relato ya lo conocemos, para evitar los incómodos debates se organizaron supuestas asambleas, no eran más que largas filas de acarreados al viejo estilo del PRI, se impusieron consejeros a modo, más domesticados que el mejor de los elefantes de circo, se afilió a una muchedumbre sin sentido de partido, sin conciencia política alguna y de la noche a la mañana nació el término partido de masas, sólo que esa masa es de la más ínfima calidad de Mario Delgado, un tigre, si, pero un tigre de papel.
PD. Cualquier parecido de este escrito con la realidad política que actualmente vive morena, no es mera coincidencia, así es.