Era una mañana soleada en Tizimín cuando un grupo de pequeños, vestidos con trajes tradicionales yucatecos, se reunió en la plaza de toros para dar vida a una de las tradiciones más emblemáticas de la región: el “Baxal Toro”. A las 8 de la mañana, como si el tiempo se hubiera detenido para ellos, los niños del preescolar “Remigio Aguilar Sosa” se prepararon para recrear la coronación del coso en el marco de la Feria de Reyes.
Los pequeños, con la inocencia que solo la niñez puede ofrecer, se transformaron en jinetes a caballo, vendedores y figuras que animaban el evento, mientras el sonido de los voladores y la música de charanga llenaban el aire. La plaza de toros, con sus muros históricos, se convirtió en el escenario perfecto para una demostración de lo que significa preservar las tradiciones que dan identidad a Yucatán.
Acompañados de padres y maestros, los niños eran el corazón de una representación que también contó con la presencia de figuras importantes como el diputado de feria, Nicolás Kantún, y la reina de la feria, Jesui Huchín Gutiérrez, quienes se unieron a la emoción del momento.
Verónica Abril Och Góngora, directora del plantel, destacó que el objetivo de estas actividades es sembrar en los corazones de los más pequeños el amor y respeto por sus raíces. “Queremos que los niños conozcan, disfruten y vivan las festividades tradicionales de Yucatán”, dijo con orgullo, mientras los niños continuaban su representación.
Días antes, la escuela había sido testigo de una vaquería, donde se coronó a la reina y se sembró un árbol de ceibo, un acto simbólico que refuerza el respeto por la tierra y las tradiciones de la región. Esta serie de actividades no solo eran un recordatorio de las costumbres yucatecas, sino también una forma de conectar a las nuevas generaciones con un legado que, si no se cuida, podría perderse en el tiempo.
Al cierre de la actividad, un aplauso resonó en la plaza de toros, no solo por el esfuerzo de los niños, sino también por la colaboración de los padres y el entusiasmo que brindaron a la iniciativa. La esperanza de que las tradiciones sigan vivas en el corazón de Tizimín brillaba en los ojos de cada niño, mientras un futuro lleno de celebraciones llenas de historia y cultura se vislumbraba ante ellos.
Con el “Baxal Toro” en sus corazones, los niños de Tizimín demostraron que las tradiciones no solo se cuentan, sino que se viven, y que la semilla de la cultura yucateca está más viva que nunca en las nuevas generaciones.