En los albores del siglo XX, el general Francisco May emergió como una figura clave en la consolidación del territorio que hoy conocemos como el estado de Quintana Roo.
Su historia, llena de encuentros significativos y decisiones cruciales, se entrelaza con la formación de la naciente Fuerza Aérea Mexicana y los turbulentos eventos de la Revolución Mexicana.
En 1919, en una notable visita a la Ciudad de México, Francisco May fue invitado por el entonces presidente Venustiano Carranza. Durante su estancia, presenció un desfile militar junto al destacamento del Ejército mexicano, un evento memorable que celebró la reciente creación de la Fuerza Aérea Mexicana.
Este acto simbólico no solo marcó un momento histórico para las fuerzas armadas del país, sino que también consolidó la relación entre May y Carranza.
Este vínculo llevó a un acuerdo trascendental: Carranza concedió a Francisco May la explotación de 200,000 hectáreas de selva en lo que es ahora Quintana Roo. Además, le confirió el grado de general y una espada, símbolos de su nueva autoridad y responsabilidad en la región.
En 1926, la vida del general Francisco May dio otro giro significativo al conocer a Felipe Nery Ávila Zapata, quien se convirtió en su secretario particular y amigo cercano.
Durante una década, Ávila Zapata fue su confidente y colaborador, ayudando a May a navegar las complejidades políticas y sociales de la época.
Sin embargo, la situación en la región no siempre fue pacífica. Las fricciones entre las tribus rebeldes de Tixcacal Guardia forzaron a Francisco May a buscar refugio.
Fue en el municipio de Oxkutzcab, en la esquina de la calle 51 con 54 de la Colonia Centro, donde encontró un lugar seguro para establecerse temporalmente.
Este domicilio se convirtió en su refugio durante un periodo de incertidumbre y peligro.
Décadas después, el predio que albergó al general Francisco May reveló un secreto sorprendente. En su interior, se encontraron monedas de plata y oro, tesoros que se presume pertenecieron al general.
A pesar de este hallazgo, se dice que la fortuna de May era mucho más vasta y que grandes cantidades de dinero fueron escondidas en la densa selva de Quintana Roo.
Este enigma persiste hasta hoy, con nadie sabiendo el paradero exacto del presunto tesoro.
La vida del general Francisco May es un testimonio de la complejidad y riqueza de la historia de México. Sus contribuciones a la formación del estado de Quintana Roo y su papel en momentos clave de la historia militar y política del país, combinados con el misterio de su fortuna escondida, hacen de su historia una fascinante crónica de valor, intriga y legado.