Por David Alpizar
Bueno, a pesar de que pensé que no lo leería o si lo empezaba, no lo terminaría, debo empezar por reconocer que lo leí completo incluyendo el prólogo y revisé los anexos.
Muy probablemente y casi con seguridad me atrevo a afirmar que para quienes de antemano habían decidido “lo creo” o “no lo creo” aun sin leerlo, la lectura del libro, en poco o nada, yo creo, hubiera cambiado su forma de pensar.
Pero para alguien como yo, que he vivido la política desde adentro, he de confesar, que algo me impulsaba a no detenerme en la lectura, posiblemente la expectativa de que en algún momento la autora revelara algo novedoso o más contundente, lo cual, nunca sucedió.
La autora, mas que evidenciar al presidente López Obrador, prácticamente lo confirma como un tipo austero, aunque en múltiples ocasiones enfatiza que, a su parecer, es un individuo enfermo de poder.
En mi opinión, coincide con el perfil psicológico del presidente con el cual yo más coincido. Es un adicto a la búsqueda del poder, pero más que por la ambición monetaria, es movido por un culto a la personalidad en su casi enfermiza fijación de escribir su nombre en la historia de México, alado de los grandes como fueron Juárez y Madero.
Sí logra cuestionar al presidente, pero solo de manera indirecta. Acusa más de corruptos a los que lo rodean y según ella, lo financiaron por muchos años como Marcelo Ebrard, Mario Delgado, Ariadna Montiel, Ochoa Oropeza y al recaudador Alejandro Esquer.
Acusa de acciones inmorales, posiblemente iguales a las que se cometen en todos los partidos, como el moche a los subordinados y la aceptación de “donativos” por parte de empresarios a cambio de favores en la asignación de obra pública y otras ilegales (que se tendrían que denunciar y probar), como el desvío de dinero publico como el que dice se daba en las arcas de la CDMX especialmente en el Metro y los Sistemas de transporte colectivo.
Sin embargo, no acusa otras practicas como un enriquecimiento ilícito personal de ninguno de ellos y solo habla de que sus declaraciones patrimoniales “no cuadran”. A pesar de decir (inclusive en la contraportada) que “se sirvieron con la cuchara grande” no da datos contundentes para evidenciar el desvío de recursos hacia cuentas o patrimonios personales.
A mi parecer, siembra más una duda razonable sobre el encubrimiento, cuando cuenta casos como el de Bejarano, que siendo secretario particular de López Obrador en el gobierno del entonces DF, estuviera recibiendo sumas importantes de dinero “sin conocimiento” de su jefe. Me resultó interesante, mas no extraño, cuando habla de la omertá (ley del silencio de la mafia): “Si te descubren, te echas la culpa y te callas”.
Y me hizo preguntarme, ¿cuántos políticos mexicanos han pisado la cárcel o han aceptado el descrédito haciendo honor a esta omertá?
Me llamó poderosamente la atención el capitulo 25 en la página 179, titulado “Vengan a mi todos los cansados”, donde describe que López Obrador tiene esa actitud mesiánica de decidir o promover la idea del perdón y la indulgencia política. Textualmente dice:
“El señor, no Dios, sino el hombre nacido en un municipio de Tabasco abrió los brazos declarando que todo aquel que se arrepintiera de sus pecados políticos e ideológicos sería perdonado y podía entrar en el reino guinda.
¿Será esta la explicación por la cual Morena sigue aceptando “chapulines” de cualquier partido a pesar de que tan cuestionable sea su pasado? O sea, hay que acceder al poder sea como sea o con quien sea.
No puedo dejar de mencionar al coprotagonista de la trama, César Yáñez, un vasallo incondicional de su jefe, como muchos otros que conocí en mi paso por el gobierno y a quienes nunca pude entender más allá de la necesidad, el agradecimiento y muy posiblemente el arribismo en última instancia. Individuos que devotan su vida a un personaje político, que no comen si el jefe no come, que no duermen si el jefe no duerme. Se mantienen humildes y serviciales, hasta que se les sube el ego a la cabeza y se muestran “todopoderosos” ante los más ingenuos.
Especímenes de la clase política.
CONCLUSION. Libro muy posiblemente escrito por encargo y con patrocinio (se rumora la editorial cobró por adelantado y por eso no se queja de la “ilícita” distribución a través de las redes sociales).
Claramente dirigido con el interés político de asentar un golpe contundente a la línea de flotación de la popularidad del presidente y su partido, de cara a los comicios del Estado de México y los comicios presidenciales de 2024.
Cosa que, según mi opinión, no lograrán ya que con golpes más contundentes como los videos de los hermanos Pio y Martín, tampoco lograron el efecto deseado para fines políticos.
De manera muy incipiente logra desvirtuar el slogan “no somos iguales” y nos lleva a la idea de “igual roban todos los partidos”, aunque a lo mejor, los defensores de los actuales dirán, “si, pero no tanto como los anteriores”.
Repito. Para el común de la gente, yo no esperaría mayor impacto. Los que aun sin leerlo decidieron creer o no creer, muy posiblemente mantendrán su decisión. Solo los que nos gusta llegar al meollo de la política encontraremos elementos para el análisis.
Posdata. Se rumora que Anabel Hernández, autora del prólogo anda desaparecida y no ha querido conceder entrevistas para hablar del libro. Extraño ¿no creen? Cosas de la política a la mexicana.
15 de octubre de 2022.