Alberto Canto Vela, un joven motociclista tizimileño, no recuerda bien lo que pasó aquella tarde del lunes. Solo sabe que manejaba su moto por la calle 44 con 29 cuando una motocicleta lo impactó brutalmente… y luego huyó. Desde entonces, su vida cambió.
Ahora, entre camas de hospital y estudios médicos, su familia lucha contrarreloj para conseguir el dinero necesario para dos cirugías: una en las cervicales y otra en el rostro. El diagnóstico fue contundente, y por su gravedad, tuvo que ser trasladado a un hospital en Mérida.
Su madre, Carmen Vela, ha comenzado una cruzada por la vida de su hijo. En redes sociales, en mensajes de WhatsApp, en llamadas, ha repetido la historia una y otra vez. No hay culpables identificados, nadie apuntó una placa, y la impunidad, una vez más, pisa fuerte en las calles de Tizimín.
Mientras tanto, el tiempo no se detiene. Las operaciones son urgentes. Los costos, altos. Pero la esperanza sigue viva gracias a la solidaridad. Para quienes deseen apoyar, se pueden hacer donaciones a través del número de tarjeta 4027 6658 6425 0908 de Banco Azteca, a nombre de Rubén Alberto Parra Camal, o comunicarse al 984 312 3666.
Una lección urgente sobre seguridad vial
Este caso no solo refleja la fragilidad de la vida, también la necesidad de reforzar la seguridad vial, especialmente para motociclistas. El ingeniero en tránsito y auditor en Seguridad Vial de la UANL, René Flores Ayora, advirtió que muchos accidentes fatales podrían evitarse si los conductores usaran cascos certificados y correctamente ajustados.
En Mérida, la alcaldesa Cecilia Patrón Laviada puso en marcha el programa “Chambea Seguro”, que entrega cascos certificados a repartidores y conductores de plataformas, uno de los sectores más vulnerables. Una acción que, si se replicara en otros municipios, podría salvar muchas vidas.
Ayuda también llega al Asilo Brunet Celarain
Mientras en Tizimín una madre clama por la vida de su hijo, en Mérida otra campaña toca el corazón de la comunidad. El Asilo Brunet Celarain inició el “Pañaletón”, una colecta de pañales para abuelos y abuelas del albergue, vigente hasta el 13 de julio.
Sor Isabel Rivera Valentín, encargada de la recaudación, explica que tras el fallecimiento de varios benefactores, se han visto obligados a realizar rifas y ventas para sostener el lugar. “A veces los abuelitos usan hasta dos pañales al día”, comenta.
Quienes deseen donar, pueden hacerlo directamente en el asilo, ubicado en el cruce de avenidas Cupules y Reforma, de 10:00 a 19:00 horas.