El amanecer en la comunidad de Corral, en el municipio de Tzucacab, parecía ser uno más, hasta que el infortunio se hizo presente en el corral de un productor local. Al acercarse a revisar a su ganado, notó algo extraño en uno de sus becerros: heridas abiertas y una inquietud inusual. Tras una inspección más detallada, se confirmó lo peor: la presencia del temido gusano barrenador.
El anuncio oficial no tardó en llegar. Joaquín Díaz Mena, gobernador de Yucatán, dio la noticia en conferencia de prensa: el problema que ya había afectado a estados vecinos como Campeche, Chiapas, Tabasco y Quintana Roo, finalmente había cruzado la línea hacia territorio yucateco.
El enemigo bajo la piel
El gusano barrenador, una amenaza que parecía distante, ahora es una realidad inquietante. Desde noviembre de 2024, el sureste de México ha registrado 133 casos, de los cuales 64 siguen activos. Lo alarmante es que este parásito no discrimina: bovinos, ovinos, porcinos, caballos, caprinos, aves, gatos y perros están en riesgo.
El Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica) acudió de inmediato al lugar para tomar muestras y brindar la atención veterinaria necesaria. En el corral afectado, el aire se sentía pesado y la preocupación se reflejaba en el rostro del ganadero.
Un esfuerzo conjunto para contener el brote
Esta amenaza no es nueva para el sureste, pero su expansión sí es preocupante. En enero, representantes de las Secretarías de Desarrollo Rural de Campeche, Quintana Roo y Yucatán se reunieron para coordinar estrategias conjuntas. Entre las medidas discutidas destaca la reconstrucción y adecuación del punto de verificación en Candelaria, Campeche, considerado clave para contener la propagación de la plaga.
Para mitigar el impacto, una de las estrategias más innovadoras ha sido la liberación de moscas estériles, una técnica biológica que ha demostrado su eficacia en Campeche y Quintana Roo, donde el brote ha sido contenido. Sin embargo, el reto ahora es evitar que el gusano barrenador siga avanzando en territorio yucateco.
La esperanza de un control efectivo
Aunque el problema ha llegado a Yucatán, las autoridades estatales y federales aseguran que están redoblando esfuerzos para evitar que se propague aún más. Mientras tanto, los ganaderos observan con preocupación sus corrales, conscientes de que la lucha contra el gusano barrenador apenas comienza.
Esta comunidad, que hasta hace poco se dedicaba pacíficamente a la cría de ganado, ahora enfrenta un nuevo enemigo invisible, pero feroz. La batalla está en marcha, y con el apoyo de los organismos sanitarios, la esperanza se mantiene viva.