La mañana del 17 de octubre en Mérida comenzó con un movimiento inusual de fuerzas de seguridad. Lo que muchos no sabían es que, en ese preciso momento, se ejecutaba uno de los operativos más importantes contra el crimen organizado en la región. Zacarías G. G., conocido como “El Skiny”, un líder criminal que operaba principalmente en Cancún, fue capturado en Mérida, Yucatán, en una operación conjunta que involucró a autoridades de este estado y de Quintana Roo.
El Operativo que Sacudió Mérida
El dispositivo de seguridad fue coordinado por la Policía Estatal de Investigación (PEI) de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) y la Fiscalía General del Estado (FGE) de Yucatán, en colaboración con fuerzas de Quintana Roo. Desde tempranas horas, patrullas y vehículos policiales cercaron una zona clave de la ciudad. Poco después, el nombre de “El Skiny” resonaba en los medios locales. Este individuo, señalado como cabecilla de una peligrosa organización dedicada al homicidio, extorsión y narcomenudeo en Cancún, había sido finalmente capturado.
Junto a él, fueron arrestadas Brenda Estefanía C. U. y Mariana Guadalupe U. M., cómplices que desempeñaban un rol vital dentro de la estructura financiera del grupo criminal. Estas dos mujeres, según los informes, eran las responsables de gestionar las cuentas bancarias en las que se depositaba el dinero proveniente de las extorsiones. Ambas tenían órdenes de aprehensión por este delito, y su captura selló un golpe significativo contra la organización.
La Figura de “El Skiny” y su Red Criminal
El Skiny”, cuyo verdadero nombre es Zacarías G. G., era conocido por ser el líder de una red delictiva que operaba principalmente en las áreas turísticas de Cancún, como el bulevar Kukulkán y las playas de la zona hotelera. Estos puntos estratégicos, llenos de turistas nacionales e internacionales, eran los escenarios donde se llevaban a cabo sus extorsiones y actividades de narcomenudeo.
Su captura no solo fue resultado de una extensa investigación, sino también del esfuerzo coordinado entre los gobiernos de Yucatán y Quintana Roo, que buscaron evitar que este tipo de criminales encontrara refugio en Mérida, ciudad reconocida por su seguridad. Las autoridades dejaron en claro que el mensaje era contundente: ningún criminal podrá operar en Yucatán sin enfrentar la ley.
El Rol de las Cómplices
Brenda Estefanía C. U., pareja sentimental de “El Skiny”, y Mariana Guadalupe U. M. no eran simples acompañantes en su red delictiva. Ambas estaban profundamente involucradas en la logística financiera del grupo. Según los informes policiales, ellas manejaban los recursos obtenidos a través de extorsiones, siendo las titulares de las cuentas donde se depositaban los ingresos ilícitos. Esta colaboración activa dentro de la estructura criminal fue clave para mantener el funcionamiento de la organización.
### **La Reacción de las Autoridades y la Comunidad**
La Secretaría de Seguridad Pública de Yucatán destacó la importancia de este golpe al crimen organizado, reafirmando su compromiso con la ciudadanía. Con la captura de “El Skiny” y sus cómplices, se envía un mensaje claro: los criminales no encontrarán refugio en Yucatán. Este operativo es solo el inicio de una serie de acciones para desmantelar por completo las redes delictivas que intentan infiltrarse en el estado.
La comunidad de Mérida, famosa por su tranquilidad y seguridad, ha seguido con atención el desarrollo de este caso. Los residentes confían en que las autoridades mantendrán su firme postura ante cualquier amenaza a la paz del estado. La noticia ha generado un sentido de alivio, pero también ha reforzado la convicción de que es necesario continuar con la vigilancia para proteger la seguridad que caracteriza a Yucatán.
Un Paso Adelante en la Lucha contra el Crimen
La detención de Zacarías G. G., alias “El Skiny”, marca un hito importante en la lucha contra el crimen organizado en la región. Sin embargo, las autoridades advierten que el trabajo no ha terminado. Las investigaciones continuarán para asegurar que el grupo delictivo sea completamente desmantelado y que sus operaciones no puedan ser reinstaladas en otros territorios.
Este operativo refuerza la imagen de Yucatán como un estado seguro y comprometido en la lucha contra el crimen, demostrando que, incluso frente a las más grandes amenazas, la justicia prevalece.