El reloj marcaba las cinco de la tarde cuando, en las calles de Progreso, el sonido característico de los equipos de fumigación rompía la tranquilidad de la tarde. Las brigadas, conformadas por personal de la Dirección de Servicios Públicos y Ecología, se movilizaban con rapidez, llevando consigo el compromiso de proteger a la población de enfermedades transmitidas por mosquitos, como el dengue.
Bajo la supervisión de Luis Ángel Estrada Alejandro, los equipos recorrían las calles con disciplina, atendiendo el llamado del alcalde Erik Rihani González, quien ha insistido en no bajar la guardia frente a esta amenaza sanitaria. El operativo, parte del programa municipal “100xProgreso”, se realizaba de manera coordinada y abarcaría no solo la cabecera municipal, sino también sus seis comisarías.
En Chicxulub Puerto, el sonido de las máquinas se mezclaba con el oleaje cercano. En el Sendero Jurásico, la nube de fumigación se extendía como un velo protector sobre la vegetación, asegurando que ni en las zonas más apartadas los mosquitos encontraran refugio. En la zona veraniega de Uaymitún, los residentes observaban con aprobación la labor del equipo, agradeciendo la continuidad de este esfuerzo que se ha convertido en un escudo para su salud.
Las brigadas también avanzaban por la Cienaga 2000 Poniente y las colonias Vicente Guerrero, Feliciano Canul Reyes, Héctor Victoria, La Caleta, Fovissste, Costa Azul, Nueva Yucalpetén y Juan Montalvo. En cada esquina, el humo blanco de la fumigación se dispersaba como una barrera invisible, un recordatorio de que la batalla contra el mosquito no cesa.
En los hogares de las zonas habitacionales de Brisa de Sol, Francisco I. Madero, Las Fuentes y Benito Juárez, la rutina diaria se veía interrumpida por el paso de los fumigadores. Madres de familia cerraban ventanas, niños se asomaban con curiosidad y los adultos mayores aplaudían el esfuerzo. “Es necesario, cada año vemos más casos de dengue y esto nos ayuda a estar más tranquilos”, comentaba doña Esther, vecina de la colonia Revolución.
Mientras las brigadas se desplazaban hacia las comisarías de Chelem, Chuburná, San Ignacio, Paraíso y Flamboyanes, el sol comenzaba a ocultarse en el horizonte. La jornada había sido intensa, pero la satisfacción de contribuir a la salud pública prevalecía entre los trabajadores.
Con el compromiso de seguir adelante, la fumigación continuará como un esfuerzo permanente en Progreso. Cada tarde, el sonido de los equipos será el eco de una lucha constante, la prueba de que la salud de la comunidad está en las manos de quienes, con disciplina y dedicación, recorren cada rincón del municipio para mantener a raya a un enemigo diminuto, pero peligroso.