Era una mañana lluviosa en Valladolid, cuando el Tribunal de Justicia volvió a escuchar el caso que estremeció al barrio de Bacalar en marzo de 2021. La sala estaba llena de tensión y expectativa.
El rostro serio de I.A.L.P. reflejaba la gravedad de los hechos mientras la defensa presentaba su apelación, buscando una revisión de la sentencia inicial que la condenaba por el homicidio de su novio, J.G.C.T.
Los recuerdos de aquel 5 de marzo de 2021 aún estaban frescos en la mente de los presentes. J.G.C.T. y I.A.L.P., que vivían juntos en una pequeña casa del barrio de Bacalar, se vieron envueltos en una discusión que tomó un giro fatal.
En un momento de furia, I.A.L.P. tomó un cuchillo y apuñaló a su pareja, quien murió poco después debido a una anemia aguda post hemorrágica secundaria a traumatismo torácico, tal como lo dictaminó el Servicio Médico Forense de la Fiscalía General del Estado (FGE).
Durante el juicio, la FGE presentó nuevamente las pruebas periciales, documentales y testimoniales que habían sido claves para el fallo inicial.
Estos elementos fueron suficientes para que el tribunal ratificara la sentencia condenatoria, confirmando la responsabilidad penal de I.A.L.P. Los fiscales describieron con precisión los eventos de aquella fatídica noche, dejando claro que no había lugar a dudas sobre la culpabilidad de la acusada.
La sentencia no solo incluyó los 30 años de prisión, sino también el pago de una indemnización de más de un millón 797 mil pesos, la suspensión de sus derechos políticos, una amonestación pública y la prohibición definitiva de acercarse a la familia de la víctima y a sus domicilios una vez que recupere la libertad.
El fallo final se escuchó en un silencio sepulcral. Las familias presentes sintieron un alivio momentáneo, mezclado con la tristeza de un desenlace que no tiene vuelta atrás.
Las puertas del tribunal se abrieron y la vida en Valladolid continuó, aunque marcada por este trágico episodio que dejó una huella imborrable en el barrio de Bacalar.