El silencio en la Plaza de San Pedro es más elocuente que cualquier sermón. Este lunes, el mundo amaneció con la noticia que marcará la historia de la Iglesia católica: ha muerto el papa Francisco, el primer pontífice latinoamericano, jesuita y progresista que, con su tono cercano y mirada compasiva, logró romper esquemas sin romper tradiciones.
Con su partida, no solo se cierra una etapa, sino que se abre una interrogante de enorme peso: ¿quién será el próximo líder espiritual de más de 1.300 millones de católicos?
El Colegio Cardenalicio se prepara para un cónclave que va más allá de elegir un nuevo pontífice. Está en juego el rumbo del catolicismo en un mundo convulsionado por crisis políticas, guerras, desigualdades sociales, cambios culturales y una creciente desafección religiosa en algunas regiones.
Aunque la elección papal siempre ha tenido su halo de misterio, hay nombres que resuenan con más fuerza en los pasillos del Vaticano. Algunos representan la continuidad del legado de Francisco; otros, el retorno a una Iglesia más conservadora. Entre ellos, se entreteje una historia de ideologías, geopolítica e incluso estrategias mediáticas.
¿Quiénes son los papabili?
Desde figuras moderadas como Pietro Parolin, experto en diplomacia y actual secretario de Estado, hasta voces carismáticas como Luis Antonio Tagle, defensor de los marginados y símbolo del potencial asiático dentro de la Iglesia, pasando por líderes africanos como Peter Turkson, que encarnan una iglesia en crecimiento y más conectada con las periferias del mundo.
También emergen nombres como Matteo Zuppi, con fuerte presencia en temas sociales, o Peter Erdő, representante del ala más conservadora, que podría marcar un giro frente a los cambios impulsados por Francisco.
El escenario está montado. Las apuestas, abiertas. La historia, una vez más, se escribirá a puerta cerrada, con humo blanco y un nuevo nombre que resonará desde el balcón de la Basílica de San Pedro.
Porque si algo enseña cada cónclave es que no siempre gana el favorito, sino el que elige el Espíritu… o el que logra unir los consensos del mundo dentro de las paredes del Vaticano