El reloj marcaba las primeras horas de la mañana cuando los ejidatarios comenzaron a reunirse en la sala de asambleas de Oxkutzcab. El sol apenas despuntaba y, entre saludos y comentarios sobre el clima, la comunidad se preparaba para una jornada crucial. Se trataba de la Asamblea General de Ejidatarios, que en esta ocasión, al ser de segunda convocatoria, cumplía con el quórum necesario para dar inicio.
El ambiente se tornó más formal cuando se designó a Daniel May Bolívar como presidente de la mesa de debates. La atención se centró en el orden del día, que incluyó el esperado informe financiero de la tesorería ejidal. Víctor Arturo Mena tomó la palabra y, con documentos en mano, desglosó el estado de cuentas del periodo comprendido entre agosto de 2024 y enero de 2025. Sus palabras resonaron en la sala, mientras algunos ejidatarios asentían y otros revisaban los datos con atención.
Uno de los momentos clave de la jornada fue la intervención del comisario ejidal, Santos Gamboa, quien agradeció la asistencia de los presentes y destacó la importancia de la asamblea: se ratificarían más de 100 usufructos a unidades agrícolas del ejido. Con un tono firme, recordó que este trámite no solo brindaba certeza jurídica a los productores, sino que también garantizaba el correcto uso de las tierras ejidales.
El licenciado Freddy Domínguez tomó la palabra para reforzar la necesidad de contar con documentación en regla. Explicó que, sin los requisitos necesarios –como el plano topográfico de la unidad agrícola, el proyecto de unidad productiva y el contrato de usufructo–, las solicitudes podrían ser rechazadas por las autoridades. Su mensaje fue claro: el orden y la legalidad eran claves para avanzar.
No todo transcurrió sin roces. Cuando Martín Francisco Magaña, secretario del comisariado ejidal, anunció la entrega de despensas enviadas por el alcalde Juan Martín Fragoso, algunos ejidatarios manifestaron su inconformidad ante la solicitud de copias de sus credenciales de elector como requisito. Entre murmullos, algunos expresaban su molestia, mientras otros optaban por entregar los documentos sin mayor inconveniente.
El punto más álgido de la asamblea llegó con la intervención de José Martín, conocido como “Ana”, quien pidió que el fondo de dinero del ejido se distribuyera entre los ejidatarios. Su petición, sin embargo, fue rápidamente desestimada, pues no estaba contemplada en el orden del día.
Al finalizar la reunión, los ejidatarios pasaron a recibir los apoyos que les correspondían. Entre billetes contados y despensas repartidas, la jornada concluyó con la sensación de haber cumplido con un trámite fundamental para el futuro de las tierras de Oxkutzcab. El sol seguía su curso, y mientras algunos se quedaban a conversar, otros emprendían el regreso a sus parcelas, con la certeza de que su tierra y su trabajo seguían siendo reconocidos.