Desde que era un niño, José Luis ha sentido el llamado del mar. Como pescador ribereño en el Puerto de Progreso, conoce las aguas como la palma de su mano. Sin embargo, también sabe que el mar es impredecible y que cada jornada representa un nuevo desafío. Como muchos de sus compañeros, ha visto de cerca los peligros que acechan en el oficio: tormentas inesperadas, fallas en las embarcaciones, accidentes a bordo. Pero esta vez, algo está cambiando.
Gracias a la iniciativa del alcalde Erik Rihani González, José Luis y más de 60 pescadores han tenido la oportunidad de capacitarse en el Curso Básico de Seguridad para Pescadores, una formación clave para enfrentar los riesgos del mar con mayor preparación. Organizado por la Dirección de Pesca y Fomento Agropecuario en colaboración con el Centro de Educación Náutica de Campeche y el Fideicomiso de la Universidad Marítima y Portuaria de México, este curso busca garantizar la seguridad de los hombres y mujeres que dependen de la pesca para su sustento.
Ayer, en las instalaciones del ex Cendi, José Luis escuchó atentamente las enseñanzas del capitán Andrés Valladares Ortiz. Entre prácticas y explicaciones, descubrió técnicas de supervivencia personal, cómo actuar en caso de incendio, primeros auxilios y la importancia de la normatividad pesquera. Junto a sus compañeros, participó activamente en las sesiones, resolviendo dudas y reforzando sus conocimientos con ejercicios prácticos.
Pero esta no es una acción aislada. Desde noviembre del año pasado, la administración municipal ha impulsado programas de capacitación continua para el sector pesquero, contando con el respaldo de empresas como Grupo Multisur y Dipensa. Cada día, más pescadores se suman a esta iniciativa, reconociendo la importancia de prepararse para cualquier eventualidad en altamar.
Este jueves, con la clausura del curso y la realización de las prácticas finales, José Luis y sus compañeros se sentirán más seguros en su labor diaria. Ahora saben que el conocimiento puede marcar la diferencia entre la vida y la tragedia. Y todo esto es posible gracias a un esfuerzo conjunto entre el gobierno, el sector privado y, sobre todo, la voluntad de los propios pescadores de Progreso.
Porque el mar seguirá siendo su hogar, pero ahora, navegarán con mayor seguridad y confianza.