El reloj marcaba las 11 de la mañana cuando Carolina salió de la secundaria Telesecundaria Chichén Itzá. Aquel día los alumnos fueron retirados temprano, lo que en cualquier otra ocasión habría significado un respiro inesperado. Sin embargo, para ella, la jornada se convertiría en una prueba de valentía y supervivencia.
Caminaba tranquila por las calles de Timul, con su mochila al hombro y la mente divagando entre tareas y planes para la tarde. A unos metros de distancia, sus compañeros seguían su propio camino. Entonces, sin previo aviso, sintió un escalofrío recorrer su espalda. No estaba sola.
Al girar la cabeza, vio un automóvil que avanzaba lentamente detrás de ella. Un hombre en el interior la observaba con insistencia. Carolina intentó convencerse de que era solo una coincidencia, pero su intuición le gritaba lo contrario. Su amiga, que había caminado a su lado, se desvió en otra dirección, dejándola completamente sola.
El miedo la paralizó por un instante, pero su instinto la hizo reaccionar. Aceleró el paso. El coche también. Su corazón latía con fuerza, sus piernas se movían cada vez más rápido. No sabía qué hacer, pero sí sabía que no podía dejarse alcanzar. Fue entonces cuando vio una pequeña tienda en la esquina. Sin dudarlo, corrió hasta ella y empujó la puerta.
—¡Por favor, ayúdeme! —rogó a la dueña, con la respiración entrecortada.
La mujer, con un gesto de preocupación, la hizo entrar y cerró la puerta. Desde adentro, ambas observaron cómo el auto se detenía a pocos metros. Carolina se encogió en un rincón, con el temor de que aquel hombre intentara entrar. Los minutos pasaron, largos como horas, hasta que finalmente el vehículo se alejó. Solo entonces pudo soltar un suspiro de alivio.
Aún temblorosa, Carolina contactó a una amiga que, sin pensarlo dos veces, acudió en motocicleta para llevarla a casa. Al llegar, narró su experiencia entre lágrimas a su tía, quien no dudó en denunciar el suceso en redes sociales y ante las autoridades.
La comunidad de Timul quedó en alerta. Vecinos y padres de familia compartieron la publicación, advirtiendo sobre la presencia de individuos sospechosos en la zona. Las recomendaciones de seguridad se hicieron más necesarias que nunca: nunca caminar solos, siempre estar atentos a su entorno y, ante cualquier señal de peligro, buscar ayuda de inmediato.